RICARDO PORRO. EL ARQUITECTO DE LA SENSUALIDAD.

El pasado Diciembre falleció en París Ricardo Porro. Controvertido y amado, su figura no ha tenido excesivo eco en el ámbito nacional aunque fuera nominado al Premio Prizker en 1994.

Ricardo Porro (1925-2014), cubano por nacimiento, se identificó con la arquitectura desde joven por pasión y por convicción. Profesor en Caracas durante los años anteriores a la revolución castrista, al producirse esta volvió a su país y, como el mismo decía, "creyendo que era marxista aunque no lo era". Fueron años vitales de ebullición intelectual y en los que descubrió, tras la lectura de "Eupalino y el Arquitecto" de Paul Valéry, que en toda obra artística puede existir una escala paralela al contenido como la comunicación poética que esta produce.

En los años cuarenta, becado en Europa, comienza su viaje iniciático adhiriéndose al racionalismo imperante y atrayendole también la arquitectura del barroco y el espacio urbano veneciano. Su compenetración con estas corrientes fue tan pronunciado que en los círculos íntimos era conocido como  "Le Po-rrusier" y " Porromini".

Con este bagaje realiza sus primeras obras, viviendas unifamiliares en Cuba, pero pronto evoluciona a nuevos lenguajes más organicistas de clara influencia wrightiana para desarrollar un expresionismo propio, inclasificable y caribeño.

En 1961 con los arquitectos Roberto Gottardi y Vittorio Garatti proyecta la que será su obra maestra y el paradigma de su nueva expresión formal : Las Escuela de Artes de Cubanacán. En la Escuela de Artes Plásticas, su simbolismo sensual le lleva a plantear un juego de cúpulas que recuerdan los senos de una mujer y una escultura en el centro de la plaza que alude sin pudor al sexo femenino. En la Escuela de Danza los significados son diferentes y más ideológicos : el momento romántico del triunfo de la revolución y la ruptura con el modelo ético burgués. En todo el conjunto se transmite que el trabajo de la tradición isleña, lejos de ser una mera pose formal, puede ser el reflejo del espíritu y una forma de comenzar a repensar sobre la obra y su comunicación.

Escuela de las Artes.1961.

Escuela de la Artes Plásticas. 1961.

Escuela de la Danza. 1961.

Escuela de la Danza. 1961.

Con todo, desencantado de la experiencia revolucionaria, a finales de los sesenta marcha a París donde se establece, y desde entonces su obra se asienta en la cultura europea con esporádicos viajes a su país natal.  Su primera obra europea, el Centro de Arte de Liechenstein, paradojicamente, es una antítesis de todo el desbordamiento formal acaecido en sus primeros años cubanos.

En el colegio Triolet (1990) nuevamente el significado formal está presente. La obra se conforma con el lenguaje poético del ritual, y aparece la sugerencia morfológica de una paloma que transciende a su mera simbología para ofrecer un comunicado superior de paz y de apertura.

Colegio Triolet. 1990.

A partir de entonces la arquitectura de Porro adquiere un claro carácter metafísico. En el edificio de Montreuil (1992) la forma de acercarse al edificio y su paseo interior es fundamental. Las dos partes del edificio, cubierta y base, se acercan como si el macho quisiera cubrir a la hembra. Es el Ying y el Yang confrontados y, de alguna forma, el sentido de la vida y de la muerte que se presenta desnudo. 

Edificio en Montreuil.1992.

En el Cuartel CRS (Cuerpo Republicano de Seguridad), en Velizy (1997) y como el confiesa, partió del cuadro de la batalla de San Romano, buscando referencias próximas a la violencia y a lo agresivo en un alegato escondido que, de sospecharlo, no hubiera encantado al patrocinador de la obra. En la parte superior de sus fachadas hay ventanas que se asemejan a pistolas y un entramado de vigas que quieren ser lanzas. El mensaje encriptado es lacerantemente magnífico.

Edificio Cuerpos Republicanos de Seguridad. 1997.

Ricardo Porro representó la búsqueda de la experiencia del ciudadano del mundo con visuales ilimitadas y que es capaz de converger los juicios más críticos con las emociones más fútiles. Es el énfasis entre la poesía y la imagen.

Ricardo Porro es el arquitecto de la exuberancia y del malentendido capricho para los legos.